martes, 27 de septiembre de 2011

Cuantas veces hemos deseado borrar un dia, un instante, un momento,
hasta un año de nuestras vidas a borrarlo todo y vaciar nuestra memoria.
 Cuantas veces no deseamos volver a ser niños, vivir todo de nuevo,
 recuperar lo que se fue o dejar que el tiempo ponga las cosas en su
 lugar. Algunos simplemente no esperan nada del tiempo. Da lo mismo
 regresar o avanzar, simplemente renuncian a que el tiempo continúe su
paso y se marchan con lágrimas y un largo adios. Si desearamos en
algún momento perder completamente la memoria y plegarnos por ejemplo
 a la frase "comezar de nuevo" ¿cuántas cosas no perderíamos? serían
como aquellas cosas que se extravían accidentalmente en una mudanza
 y luego se extrañan. Perderíamos el calor del primer beso y la sensación
 de aquel amanecer que fue perfecto. La nostalgia por amores pasados y
 la inocencia con la que nos entregamos a lo desconocido esa primera vez.
 Quedarían atras los amigos que iban a ser eternos, las cartas que nos
 hicieron llorar, la primera o última vez que vimos a un gran amor, los brazos
 mas cálidos, el día que pensamos que se iba a caer el mundo, el dolor más
hermoso, la sonrisa mas esperanzadora, el nacimiento del sentimiento más puro.
 ¿En realidad comenzamos una vida nueva o matamos otra llena de bellos
 recuerdos? dejamos una vida y un presente que nos da infinitas oportunidades
por soñar con un futuro perfecto que no existe o un pedazo de cielo donde no
 sabemos que nos espera.
¿Vale realmente la pena perder la memoria?

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